GAP 19/12/2018
Megascelis sp, una plaga que aumenta.
ASPECTOS BIOLÓGICOS Y DAÑOS
Los adultos de Megascelis sp producen lesiones circulares, de bordes irregulares, en los foliolos de soja (Figura 2, A y B), aunque también pueden alimentarse de cotiledones, brotes y vainas. Cuando los daños ocurren en etapas vegetativas tempranas producen un retraso en el crecimiento de la
planta de soja (Cabrera et al., 2002). La cantidad de adultos observada en los monitoreos realizados en la EEA Paraná del INTA osciló entre 1 a 5 individuos por planta (Figura 2, C y D), superando en algunos casos el 50% de defoliación (únicamente en parcelas experimentales, de reducido tamaño).
Los adultos de esta vaquita tienen gran capacidad de vuelo (Salvadori et al., 2007), son activos durante el día y muy movedizos (Cabrera et al., 2002), con hábitos gregarios (Ríos de Saluso, 2006). Aragón & Vázquez (2001) manifiestan que las infestaciones de estos
insectos fitófagos comienzan en bordes y cabeceras de los lotes sembrados con esta oleaginosa.
PAUTAS GENERALES PARA SU MANEJO
En primer lugar hay que realizar los monitoreos correspondientes para conocer si esta especie está presente, en qué cantidad y estimar el porcentaje de defoliación. Recordar que la soja puede
soportar defoliaciones de 30 a 35% desde la emergencia del cultivo hasta fin de floración (Perotti & Gamundi, 2007). En etapas vegetativas tempranas (VC hasta V4) la metodología de muestreo es
la observación directa, en etapas posteriores se puede recurrir al paño vertical. Se sugiere monitorear en horas tempranas de la mañana, ya que las vaquitas no están muy activas (Cabrera et al., 2002) y por su ubicación en la planta son fácilmente reconocibles.
La capacidad de consumo individual de los crisomélidos en general es baja si se lo compara con una larva defoliadora. Por ejemplo, 5 adultos de D. speciosa consumen en 48 horas 4,5 ± 2,8 cm2 de área foliar, en condiciones controladas de 26 ± 1°C, 60% de HR y una fotofase de 14 horas (Micheli, 2005).
La incidencia de este herbívoro reviste importancia cuando se presentan poblaciones muy abundantes y en etapas vegetativas tempranas. Además las plantas de soja son más susceptibles al daño cuando se encuentran bajo algún tipo de estrés biótico (otros problemas sanitarios) o abiótico (falta de agua y/o nutrientes) (Salvadori et al., 2007). Flores (2009) manifiesta que los cultivos que se desarrollan con buena humedad y presentan elevada foliosidad no debe preocupar el daño causado por Megascelis sp, aún con densidades de 2 a 3 adultos por planta.
Por la capacidad de vuelo de las vaquitas defoliadoras, mencionada en párrafos anteriores, y el hecho de utilizar diversas especies vegetales como hospedantes, la probabilidad de reinfestaciones es mayor, por lo que el control químico resulta una práctica poco recomendada, a excepción que las pulverizaciones se realicen únicamente en las cabeceras (Salvadori et al., 2007).
Las primeras citas de la presencia de adultos de Megascelis sp en Entre Ríos mencionan que los mismos se encontraron en panojas de sorgo granífero y en alfalfa, constituyendo ambos cultivos
hospedantes alternativos a la soja (Ríos de Saluso, 2006).
En Argentina no se ha estimado un umbral de acción para las “vaquitas defoliadoras”, debido fundamentalmente a su categoría de plaga ocasional o secundaria. Como información de referencia se puede considerar el umbral de acción determinado en Estados Unidos para Cerotoma trifurcata (especie de la misma Familia que Megascelis sp). Hunt et al. (1994) manifiestan que los adultos de C. trifurcata causan daño económico a la soja cuando la densidad oscila entre 2 y 9 individuos por planta, dependiendo del estado de desarrollo de la misma, del costo del tratamiento (insecticida más los costos de la pulverización) y del valor del mercado de la soja.
Por lo expuesto, si se requiere tomar alguna medida de control químico, la misma debe consultarse al profesional asesor.
Finalmente, se recuerda que el Laboratorio de Entomología de la EEA Paraná del INTA recibe muestras de insectos en el caso que se requiera la identificación taxonómica de los mismos.
Fuente: INTA - Boletín Entomológico del Sistema de Alerta en Red