La historia de la SD, en primera persona.

Infocampo - 03/08/2012

La historia de la SD, en primera persona.

La siembra directa como práctica ya es una realidad en todas las regiones productivas del país, en la cual los productores aprovechan todos los beneficios de la técnica.
Pero como todo tiene una historia, Infocampo dialogó con uno de los pioneros y fundadores de Aapresid, Mario Nardone, quien comentó cómo fue su experiencia con la directa y cómo se fue introduciendo en el país. “En 1969 finalicé la carrera de ingeniero geógrafo en la Facultad de Rosario y al año siguiente ingresé a trabajar en la Estación Experimental de Marcos Juárez, del Inta, en la sección Manejo y conservación del suelo”, especificó. Por lo que a partir de este momento comenzó a trabajar en la protección del recurso suelo.
De esta manera, en 1971 fue a realizar un posgrado en hidrología en la Universidad de Londres, Inglaterra. Y se inició en las diferentes temáticas para mejorar la protección del suelo “Empezamos a estudiar las terrazas, cultivos en curvas de nivel y fuimos implementando la siembra directa”, destacó.
Luego cuando volvió apuntó a poder realizar siembra de soja de segunda sobre los rastrojos de trigo. “En el doble cultivo trigo/soja era muy complicado, porque se estaba cosechando el trigo en noviembre/ diciembre y al hacer la remoción del suelo había pérdidas del agua por evaporación y había que esperar las lluvias para sembrar”. Y esperar una lluvia, destacó Nardone, significaba dilatar la época de siembra, y esto se traducía en menores rendimientos en esa época. “Siempre el punto central fue el manejo de la materia orgánica y el agua. Y ahora seguimos manteniendo este énfasis”, recalcó.
En 1979 cerró su ciclo en el Inta y comenzó su accionar en la actividad privada, convirtiéndose por entonces en asesor agropecuario en siembra directa. Así prosiguió con las prácticas en diferentes campos de productores. "Empezamos a intercambiar información con diferentes amigos que trabajan con la siembra directa y así formamos Aapresid en 1989. Estábamos convencidos de lo que queríamos y teníamos un empuje muy fuerte”, resaltó. Paralelamente trabajó como docente e investigador en la cátedra de Manejo de Suelos en 1987 en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, en donde hizo experiencias sobre rotaciones y su efecto sobre el manejo de rastrojos. “El traslado de conocimientos y discusiones hacia y con los jóvenes fueron muy fructíferos”, detalló el especialista.
Pero, como toda implementación de una nueva técnica, tuvo sus complicaciones. “La siembra directa trajo muchos beneficios, pero asimismo el comienzo fue difícil, ya que se presentaron muchos inconvenientes, y continúan apareciendo”, pero aclaró que con la ciencia y tecnología se van a ir resolviendo. Nardone destacó que no se contaba con herbicidas y maquinaria suficientes para aplicar la técnica. “Reemplazar la labranza con herbicidas hizo que aparecieran nuevas malezas por el cambio de ambiente del suelo y los costos eran relativamente altos”, sostuvo.
Hasta que la tecnología con la soja RR y la aparición del glifosato le dio un “espaldarazo” a la siembra directa, siendo un sistema de producción con un costo más bajo y permitiendo un buen control de malezas. “Con los herbicidas anteriores dependíamos de las condiciones ambientales para aplicar, donde se esperaba una lluvia para que puedan cumplir su función”, destacó.
En el caso de las maquinarias, al principio eran sembradoras viejas adaptadas para la siembra directa. “La sequía en el año 1988/89 hizo que muchos productores no pudieran cosechar los cultivos, y nosotros bajo este sistema sacamos entre 9 y 10 qq/ha de soja, ya que en ese entonces era bueno levantar algo”, ejemplificó.

Como desafío, Nardone vaticinó que los nuevos eventos biotecnológicos ayudarán al sistema, porque como todo sistema nuevo van variando los ambientes y se necesitan diferentes problemas. “La investigación de las empresas, de los productores y de los profesionales van a ir resolviendo los inconvenientes”, indicó.
Como punto central, Nardone destacó que hay que tener mucho cuidado cuando se habla de siembra directa. “No es sembrar un cultivo sobre el rastrojo de un mismo cultivo año tras año, como se está haciendo ahora con el monocultivo de soja”, añadió.
Es la permanencia, definió el especialista, de cobertura en el suelo y crear un ambiente para la actividad física, química y biológica, sin degradar el suelo. Además logra hacer un uso más eficiente del agua. “Hay que poner el objetivo a largo plazo, pero hay veces que el productor se queja, a veces de manera entendible, del alto costo de los arrendamientos y del sistema de los mismos, donde no puede hacer una rotación adecuada”, finalizó.

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